La vida es uno de los más grandes misterios de la humanidad. Todo el ciclo que envuelve, aquel enigmático proceso que todo ser vivió pasa, desde su creación, su despertar al mundo y cada situación que vivirá; ese pequeño ser humano que se convertirá un pequeño mundo, único, diferente e individual en una sociedad moderna, llena de estándares de conducta e imagen que le irán dictando y guiando su conducta. Pero no solo la vida se celebra, refiriéndome en este caso a los cumpleaños, existe también, esa parte de la vida que a muchos parece no gustar, a pesar de ser mas mística, enigmática y misteriosa, ya que se encuentra en esa área desconocida, pues nadie ha logrado descifrar que acontece después de que se muere. Esta parte de la vida es rechazada por muchos, incluso se le ve con cierto temor a que acontezca, sin embargo, parece que lo hemos aceptado en cierta medida, y hemos hecho de la muerte todo un ritual, basados en aquella creencia de despedir a nuestros seres queridos, en cumplir su última voluntad y sobretodo en la esperanza de que no termine con la muerte, sino que exista una vida eterna, un descanso y la felicidad absoluta de aquella persona que parece haber terminado sus días.

La muerte ha tenido miles de rituales, muchos de ellos aun los conservamos hoy en día. Uno de ellos es el hecho de “colorear” aquella despedida. Muchos de nosotros tendemos a relacionar los colores con ciertas situaciones, por ejemplo, el blanco con la llegada un bebe, su bautizo; el amarillo con un día soleado; el anaranjado con el final de la primavera; y el negro con el final de un ciclo y, por ende, con la muerte. Es precisamente por esta razón que, al hablar de Fuenerarias y Crematorios en Cd. Juárez, no podemos evitar relacionarlo con moños, manteles y vestimenta negra. Y es que se trata de una costumbre muy antigua, que se ha extendido sobre todo en la cultura occidental, y que lo principal que busca transmitir, es una muestra de respeto a la persona fallecida. No se tiene muy en claro de dónde surgió esta tradición, pudiese tratarse de una tradición tomada de los hombres primitivos; pues tenían el miedo ancestros de que los vivos podían ser poseídos por los espíritus de los muertos; por esta razón pintaban sus cuerpos de negro para impedirlo, de tal manera que quedaban camuflados e impedir que el alma del fallecido encontrara un nuevo cuerpo donde asentarse.

Ya sea su surgimiento de aquellas tradiciones tomadas de nuestros ancestros más remotos; o tal vez la relación psicológica que tenemos con el color y el fin de los ciclos, lo cierto es que, vestir de negro es y seguirá siendo parte de nuestra tradición al despedir a nuestros seres queridos, no solo porque así lo dicte la sociedad, sino como una muestra de respeto ante el fin de un ciclo.

Autor: Angie Gamez